La adicción

Aunque la adicción es una condición involuntaria, todavía está generalizada en nuestra sociedad la idea de que la persona que la sufre es alguien que carece de fuerza de voluntad e incluso de falta de moralidad. Esta creencia errónea genera mucha culpabilidad y vergüenza en la persona que la sufre, pero sobre todo dificultando el acceso a la ayuda necesaria para superarla.

Con frecuencia pensamos que un adicto/a es una persona que vive una vida extrema, comete delitos, vive en la calle y lo ha perdido todo. Aunque esto es una realidad para muchos adictos, son sólo alguna de las muchas manifestaciones que tiene esta condición en la vida de las personas que la sufren. Muchas personas viven una realidad distinta, sufriendo de esta condición sin “parecer adictos” y pudiendo pasar desapercibidos ante la mirada inexperta.

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La ASAM (Asociación Americana de Medicina en Adicciones) define la Adicción como “una enfermedad primaria y crónica del sistema de recompensa, motivación y circuitos cerebrales relacionados. La disfunción en estos circuitos acarrea manifestaciones biológicas, psicológicas, sociales y espirituales. Esto se refleja en la persecución patológica de la persona por seguir consumiendo sustancias u otros comportamientos”.

La adicción se caracteriza por la imposibilidad de abstenerse de consumir una sustancia o un comportamiento compulsivo consistentemente (aunque pueda parar en ocasiones, pero inevitablemente vuelve a consumir), a pesar de las consecuencias negativas y las promesas de no volver a hacerlo.

Por eso, lo importante no es sólo si la persona consume todos los días o la cantidad que usa, si no los problemas y dificultades que el consumo tienen en tu vida.

¿POR QUÉ UNA PERSONA DESARROLLA UNA ADICCIÓN?

Aunque esta pregunta no es demasiado importante para poder iniciar la recuperación, una persona desarrolla esta condición normalmente por una combinación entre la genética (los genes que traemos al nacer), el ambiente familiar, social y cultural que nos toca vivir y el consumo de sustancias y comportamientos.

Lo importante que debes saber es que, una vez desarrollada, no tiene cura conocida (es crónica) pero puede tratarse eficazmente cuando se entiende y acepta el problema y, sobre todo, cuando se aplican las herramientas terapéuticas adecuadas para conseguir y mantenerse en la solución.

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¿A QUÉ PODEMOS SER ADICTOS?

  • Sustancias: Todas las sustancias que son psicoactivas, es decir, cualquier sustancia que altere el estado del ánimo y la percepción, ejerciendo un efecto directo sobre del sistema nervioso central, pueden generar una adicción (cocaína, heroína, speed, éxtasis, cannabis, benzodiacepinas…).
  • Comportamientos compulsivos: Los comportamientos que más frecuentemente pueden convertirse en compulsivos son: el sexo, las apuestas y el juego, los videojuegos, el trabajo, las compras, los deportes extremos entre otros. En general, el uso de cualquiera de estas modalidades estimula partes similares del cerebro a las estimulan las sustancias psicoactivas.
  • Aunque hay controversia respecto a si la comida puede o no ser adictiva, las investigaciones más recientes en la materia evidencian con mayor claridad que los problemas relacionados con la comida y la imagen corporal, además del componente genético y emocional/traumático, están relacionados con la restricción de alimentos y las creencias distorsionadas generadas por la cultura del culto al cuerpo y la dieta (imagen corporal negativa y busca patológica de pérdida de peso).
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¿CUÁNDO ES UN PROBLEMA?

Normalmente, cuando una persona se pregunta si su consumo de sustancias o comportamientos son problemáticos, esto en la gran mayoría de ocasiones es, en sí, un signo de que existe problema.

Lo importante no es sólo la cantidad de sustancia que consumes o la frecuencia con la realizas el comportamiento que te causa problema. La pregunta que tienes que hacerte es qué te pasa cuándo consumes, cómo te sientes, si te has prometido no volver a consumir y has vuelvo a hacerlo, o si lo sigues consumiendo a pesar de sufrir consecuencias negativas, como es ir en contra de tus valores y principios. En definitiva si te produce preocupación, problemas e infelicidad.

Si en algún momento has pensado en reducir o parar y la idea te produce miedo, rechazo o tratas de defender tu consumo a pesar de las evidencias problemáticas de tu consumo, esto es un signo de que debes revisar tu consumo y ver si sufres de adicción en algún grado.

ADICCIÓN Y FAMILIA

En cualquier tipo de adicción la familia se ve afectada considerablemente. El familiar experimenta un proceso progresivo de deterioro que sucede en paralelo al deterioro que sufre el adicto/a. A esta condición lo llamamos Co-adicción o Codependencia.

El familiar o persona allegada que sufre de codependencia antepone los deseos y necesidades de los demás (los del adicto/a) a los suyos propios de una forma que daña su bienestar. Esta condición se desarrolla muchas veces cuando una persona intenta ayudar a una persona afectada de adicción, trastorno de la alimentación o cualquier otra enfermedad mental o condición dificultad incapacitante.

Normalmente los familiares o personas allegadas, como parejas o amigos se encuentran perdidos y no saben cómo ayudar de forma efectiva. En muchas ocasiones, sin querer, la ayuda bien intencionada pero mal dirigida acaba teniendo el efecto contrario, perpetuando y facilitando el ciclo de la enfermedad.

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RELACIÓN PROBLEMÁTICA CON LA COMIDA Y LA IMAGEN CORPORAL

Nos toca vivir un momento difícil para apreciar y aceptar nuestro cuerpo. La cultura del culto al cuerpo y de la dieta nos enseña a estar constantemente en guerra con nosotros mismos; con nuestro cuerpo y con la forma en cómo comemos.

La cultura del culto al cuerpo nos promete que si restringimos y controlamos lo que comemos conseguiremos un cuerpo que nos hará felices. Podremos conseguir la pareja, el trabajo o la auto-aceptación que tanto anhelamos.

El resultado es la insatisfacción crónica de la mayoría de las personas, y para otras, el desarrollo de una relación problemática -muchas veces en silencio,-con la comida, el peso y la imagen corporal, que le hace apartarse de quien es en realidad.

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Una persona que tiene una relación problemática con la comida presenta alguno de los siguientes comportamientos, emociones y pensamientos:

  • Controla constantemente los alimentos que ingiere.
  • Controla su peso y talla.
  • Aumenta y baja de peso constantemente.
  • Piensa que debe hacer ejercicio para darse permiso para comer cierto tipo de comida o para quemar lo que ha comido.
  • Se siente fuera de control cuando prueba determinado tipo de alimentos y cree que es adicto/a a la comida.
  • Se da atracones en secreto y vive con vergüenza tóxica como come cuando nadie le ve.
  • Hace listados de alimentos “compulsivos”, “insanos” o “malos”, pero no puede cumplir su compromiso por mucho que se lo proponga.
  • Piensa que hay algo malo en él/ella por no poder abstenerse de comer determinados alimentos.
  • Rechaza su cuerpo y piensa que cuando tenga un determinado peso y/o forma podrá ligar, relacionarse mejor con los demás, conseguir amor y admiración y sentir más autoestima.
  • Cree que conseguir una determinada talla o un determinado peso es algo electivo que depende de su fuerza de voluntad.
  • Su autoestima está ligada a la talla que usa o los kilos que pesa.
  • Por mucha nutrición que haya aprendido, sigue sin entender por qué no puede controlar la forma en la que come y por qué no obtiene el peso que cree que debería tener.
PROBLEMAS CON LA ALIMENTACIÓN Y FAMILIA

Igual que sucede con las adicciones, la familia de la persona que tiene una mala relación con la comida suele estar afectada en algún grado, por conductas codependientes.

Intentar ayudar a una persona allegada con problemas de alimentación puede ser frustrante y muchas veces se convierte en una misión imposible que deja al familiar con una sensación de completa impotencia.

TRABAJO PERSONAL MODELO IFS

(Sistema Familiar Interno)

LA IMPORTANCIA DEL AUTO-CONOCIMIENTO

A lo largo de la vida, todas las personas experimentamos pérdidas, cambios, inestabilidad, confusión, angustia vital y problemas que hacen que nos alejemos de nuestra mejor versión, de la sensación de estar conectados con nosotros mismos y con la vida.

El autoconocimiento es un elemento fundamental para generar un cambio en la visión de nuestra propia historia, de nuestras necesidades, creencias y en la forma en que queremos vivir.

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